14 de febrero de 2010

Castillo de Trevejo

Durísima y a la vez magnífica ruta que transcurre por varias localidades de esta bonita zona del noroeste extremeño llamada Sierra de Gata. El mayor atractivo durante el camino es el pueblo de Trevejo y su castillo.

Con 2ºC de temperatura salimos desde Cilleros por la carretera que va hasta Trevejo. A pocos kilómetros de Cilleros debíamos coger el camino que nos llevaría directos hasta el cerro en el que se encuentra Trevejo, pero tardamos en encontrarlo (no tenía los mapas en el GPS y mi orientación no es la mejor precisamente). En la busqueda de ese camino se produjo un despiste que hizo que Mario calentara sus piernas más de la cuenta durante 4 ó 5 kilómetros. Durante la espera, pudimos retratar su satisfacción por haber completado su particular calentamiento.
Una vez encontrado el camino correcto comenzamos a mentalizarnos para la dura subida que nos esperaba. Ya al fondo podíamos ver nuestro objetivo: el castillo de Trevejo.
El tramo hasta Trevejo tiene dos partes bien diferenciadas. La primera transcurre por un camino más o menos ciclable con un suave desnivel ascendente. La segunda es la más dura. El desnivel del trazado aumenta y el camino más o menos ciclable se convierte en un infierno de piedras que nos acompañó hasta el mismo pueblo de Trevejo.


Tras una infernal ascensión llegamos al bonito pueblo de Trevejo. Sus calles y casas de piedra y su castillo, castigado por el paso del tiempo, nos esperaban para realizar la obligada parada técnica del bocata.




Entre el desgaste y el frío que estabamos pasando, el bocadillo nos lo ventilamos en un momento. No tardamos mucho en coger otra vez la bicicleta para entrar nuevamente en calor. Lo hicimos en una dura bajada por un camino lleno de piedras bastante complicado técnicamente.

Esta bajada nos llevaba hasta el comienzo de la segunda y más dura subida del día. La primera parte de esta ascensión discurre por un camino empedrado casi inciclable que llega hasta la localidad de Villamiel. La segunda parte de la ascensión atraviesa Villamiel hasta llegar a una pista con desniveles muy fuertes. Y cuando parece que has terminado...una última parte de ascensión por un camino estrecho y lleno de piedras que en ocasiones te obligan a bajarte de la bicicleta. En resumen: sufrimiento y del bueno.
La recompensa... unas maravillosas vistas de la Sierra de Gata con el Jálama presidiendo la estampa.



Y como segunda recompensa una bajada de 8 kms por una pista en perfecto estado en la que disfrutamos como enanos.

La bajada nos condujo hasta Hoyos, y de ahí, por carretera hasta Cilleros con las piernas reventadas.
La jornada quedó un poco deslucida por algunos tramos con demasiadas piedras que hacían imposible mantenerse encima de la bicicleta, pero aún así mereció la pena y lo disfrutamos al máximo.