30 de agosto de 2011

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Impresionante ruta circular de cuatro días por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en Huesca con ascensión al Monte Perdido (3355 m). En esta caminata hemos contemplado paisajes muy distintos. Desde gargantas que invitaban al baño hasta vistas de alta montaña formadas por rocas y piedras. Un espectáculo visual que no resultó nada fácil físicamente pero que disfrutamos intensamente.

Dia 1: Pradera de Ordesa - Refugio de Goriz (12,34 km - 5 horas)
Salimos a las 5 de la mañana de Getafe para llegar pronto a Torla, lugar desde donde salen los autobuses que llevan a la pradera de Ordesa para comenzar la caminata. Sobre las 12 de la mañana comenzamos a andar con unos 15 kilos a la espalda entre abetos, hayas y pinos. Nuestra primera parada fue para deleitarnos con la cascada de Arripas y también para darnos cuenta de que las barritas de yogurt y limón compradas en Carrefour no había quien se las comiese!! En este punto de la ruta (demasiado pronto) supimos que echaríamos de menos los Mañanitos que dejamos en Getafe por falta de espacio en las mochilas.
Nuestro primer punto importante en la ruta eran las Gradas de Soaso, cascadas en el rio Arazas formadas por escalones naturales que crean pozas de gran belleza. Este fue uno de los lugares más bonitos de toda la ruta.
Dejamos atrás las Gradas de Soaso y llegamos al circo de Soaso. Allí se encuentra otro de los sitios señalados en nuestra caminata: la Cola de caballo.
Se avecinaba la tormenta y no podíamos perder mucho tiempo. Para llegar al refugio de Goriz debíamos pasar el circo de Soaso. Entre las dos opciones que teníamos, elegimos la más rápida pero también la más peligrosa, subir por las clavijas de Soaso. Es una trepada por rocas con cadenas y clavijas que visto con perspectiva no tiene mucha dificultad... pero yo me acojoné!!!

Solo nos quedaba alrededor de una hora de camino hasta llegar al refugio. Comenzábamos a acusar el cansancio de las horas andando y del peso de la mochila. No podíamos perder tiempo, la tormenta estaba encima nuestra. Llegamos al refugio en el mismo momento que comenzaba a llover con intensidad.
Ya en el refugio, una sopa de repollo (algo delicioso después del esfuerzo y a esa altura), ensalada, unos filetes de lomo y unas natillas. Después de eso... a las 21:15 a dormir!! El cansancio se notaba.

Dia 2: Ascensión al Monte Perdido (11 km - 6 horas)
Nos despertamos los últimos en la habitación de 25 personas en el refugio. La caminata hasta la cima del Monte Perdido y el posterior descenso hasta el refugio era de unas 5 horas y no teníamos mucha prisa.
Los primeros pasos ya indicaban que sería una dura jornada. No tardamos en ganar metros en altura alejándonos del refugio en dirección a la cima.
Después de la primera hora de ascensión conocimos a Mario y Rubén, dos gallegos que nos acompañarían hasta la cima y posterior descenso. Fue una manera de hacer más amena la subida y facilitarla gracias a la experiencia de Mario en la montaña. Como en la jornada anterior, teníamos dos opciones para llegar al Lago Helado (lugar donde comienza la famosa escupidera) y como en la jornada anterior decidimos tomar el camino más complicado: caminar pegados a la ladera de la montaña con varios pasos cuanto menos complicados (una vez más... me acojoné!!) para no perder altura bajando hasta el sendero más fácil y transitado.

Después de andar por la ladera de la montaña llegamos al Lago Helado, lugar donde comienza la parte más dura y peligrosa de la subida: la escupidera. Trepadas y piedras sueltas nos esperaban antes de alcanzar la cima del Monte Perdido.
En la escupidera el desnivel es mayor aún. Esto, sumado a la altura a la que nos encontrábamos (3000 metros) hacía que el cansancio fuese cada vez mayor y las paradas para beber y descansar aumentaran. Una vez terminada la escupidera nos quedaban unos 50 metros de desnivel que superar para alcanzar la cima.
Los últimos metros fueron un paseo comparado con lo que habíamos hecho. Una vez arriba, disfrutamos de las vistas y de un magnífico aperitivo de chorizo ibérico que con toda intención cargamos hasta la cumbre. Habíamos subido hasta 3355 metros de altura!!!
Y una vez arriba... tocaba bajar. Fue más fácil de lo que pensamos. Tardamos menos de media hora en llegar hasta el Lago Helado. Allí paramos para descansar y disfrutar de un lugar único. Justo encima del Lago Helado... el Cilíndro de Marboré.

Tras un descansito en el lago continuamos el descenso hasta llegar nuevamente al refugio donde nos esperaba una merecida cervecita antes de la esperada cena. Tras cenar... a la cama otra vez a las 21:30!! Al día siguiente teníamos una jornada por delante de al menos 8 horas.

Dia 3: Refugio de Goriz - Brecha de Rolando - Refugio de Bujaruelo (18 km - 8,5 horas)
Esta vez sí madrugamos para salir bien temprano. Teníamos por delante una dura jornada de más de 8 horas de marcha. Los compañeros gallegos que conocimos el día anterior iban en la misma dirección que nosotros, así es que empezamos el día caminando los 4 juntos. Nos dirigíamos hacía la Brecha de Rolando.

No tardamos en llegar al giro desde el que ya se veía la famosa Brecha de Rolando, pero de ahí a llegar a ella aún quedaba un camino largo y duro que andar.
Antes de alcanzar la Brecha de Rolando debíamos pasar varias zonas complicadas. La primera es un tramo con muchas piedras grandes y trepadas que pasa por la cueva de Rolando, lugar que algunos aprovechan para hacer vivac en la noche.
Desde la zona donde se encuentra la cueva hasta el sendero que lleva a la brecha debíamos ascender bastantes metros de desnivel. Decidimos atrochar y recortar distancia. El desnivel era mayor y nuestras piernas lo sufrieron.

Una vez alcanzado el sendero que nos dirigía a la brecha solo quedaba un obstáculo: las cadenas de Rolando. Esta zona cortada precisa de cadenas para ser sorteada. Impresiona bastante, pero no resultó difícil de pasar.



Y después de unas 4 horas llegamos a la Brecha de Rolando, lugar que forma la frontera con Francia y donde nos separaríamos de nuestros compañeros Rubén y Mario. A nosotros nos quedaba un descenso de 1400 metros de desnivel hasta el refugio de Bujaruelo.
El primer tramo del descenso lo hicimos por un enorme nevero que nos llevaba hasta el camino que llega hasta el refugio de Serradets, un sitio con unas vistas privilegiadas del circo de Gavarnie. En el refugio aprovechamos para cargar agua y afrontar así el resto de etapa bien hidratados.

Siguiente destino: el puerto de Bujaruelo, lugar donde dejaríamos de caminar por tierras francesas para volver a entrar en España. Antes de llegar, cascadas, cadenas y zonas mucho más verdes que las vistas hasta el momento. El paisaje era increíble.
Llegados al puerto de Bujaruelo, afrontamos el último tramo de la tercera etapa. A lo lejos podíamos ver el río Ara, lugar donde estaba ubicado el refugio. Ese era nuestro destino. Después de caminar un rato, decidimos descansar, darnos un baño en un pequeño charco en el camino y disfrutar del paisaje que nos rodeaba. No había prisa ninguna.


Después del merecido baño continuamos bajando. Los últimos kilómetros se nos hicieron eternos, por eso decidimos... bajar corriendo!! Y una vez pasado el último bosque antes del río... apareció el refugio de Bujaruelo con su piscina natural, su bar con comida y cervezas y habitaciones de 4 con agua caliente y unas vistas inmejorables. Todo un lujo de sitio.
Después de un baño helado, una ducha caliente, unas cervezacas y una buena cena... la cama nos esperaba. Compartíamos habitación con otras dos personas. Esa noche, los ronquidos de nuestros compañeros de habitación hicieron que Javier inventase los tapones de oído de celulosa (papel higiénico para ser más exactos). O eso o el suicidio.

Dia 4: refugio de Bujaruelo - Torla (13 km - 5 horas)
Último día de ruta. Afrontábamos la caminata como un trámite y pensando que no habría atractivo ninguno en los kilómetros que nos separaban de Torla. Nos equivocamos, bosques y gargantas nos acompañarían durante todo el camino.
La ruta se prolongó por bosque pegada al río Ara hasta el momento de decidir si seguíamos por ruta senderista o pista para coches más llana y sencilla. La elección fue fácil: pasamos de la pista!!
Y de ahí hasta la carretera donde anduvimos dos kilómetros hasta encontrar a un maño y a una vitoriana que se prestaron a acercarnos en su coche hasta Torla, pueblo desde el que partió la ruta y lugar donde terminó. El coche nos esperaba con cómodos asientos, aire acondicionado, cobertura, 3G, radio y 5 horas de coche hasta Madrid.

4 días en pleno contacto con la naturaleza y la montaña. Un viaje muy recomendable para desconectar de todo y de todos durante varios días que parecerán meses al volver a la rutina diaria. Un lujo de sitio en el que hemos conocido mucha y muy buena gente y en el que nos han tratado espléndidamente en cada uno de los sitios donde estuvimos (obviemos a la camarera de la cena de Bujaruelo). Un Parque Nacional con una riqueza natural inmensa y con zonas que aún no hemos explorado. VOLVEREMOS!!!